Surf en la Pororoca

Surf en la Pororoca



La ola más grande del mundo no se forma en el mar, sino en la desembocadura del río Amazonas. Dos veces al año, cuando las mareas provocan el violento choque de las aguas del Atlántico que invaden el Amazonas, se forma la Pororoca: una ola de hasta cuatro metros de altura que recibe su nombre por el terrible estruendo que provoca su paso arrasador.



Cuando la Pororoca está en su apogeo anual, centenares de surfistas de todas partes acuden para enfrentar a uno de los mayores desafíos de este deporte: obtener los récords de permanencia y distancia sobre la ola más grande del mundo. El video y las fotografías de esta nota documentan la experiencia de los veteranos surfistas John Rose, Sergio Laus y Mar Ohno al intentar batir el récord sobre la Pororoca, con el apoyo de Nissan y sus camionetas X-Trail.



Lo primero que llama la atención sobre la Pororoca es su turbio color marrón amarillento, muy distinto a los tonos azules y cristalinos de las aguas del mar. Eso se debe a que la Pororoca arrastra barro, piedras y troncos de considerable tamaño y peso que representan un riesgo adicional para los intrépidos surfistas; sin mencionar la inquietante presencia de pirañas, yacarés y otros depredadores.



El impresionante caudal del Amazonas, de más de cien mil metros cúbicos de agua por segundo, es el causante de que el oleaje formado por el ingreso de las aguas del Atlántico tenga una duración excepcional. Mientras que los surfistas no suelen pasar más de uno o dos minutos sobre las olas marinas, la duración de las olas de la Pororoca es de más de media hora, lo que exige una resistencia física considerable a quienes deseen montarlas.



Otra particularidad de la Pororoca es que los surfistas no se acercan desde la dirección contraria para montarla, sino que la persiguen desde lanchas o botes para luego arrojarse justo sobre su cresta. Todas estas características la convierten en un desafío que no todos los surfistas están en condiciones de resistir, como muchos lo comprueban amargamente año tras año, volviendo derrotados a sus lugares de origen sin haber podido domar a la Pororoca.



Como era de esperarse, los deportistas locales, expertos conocedores del lugar, gozan de una amplia ventaja y en consecuencia son quienes poseen los récords sobre la Pororoca que los demás intentar batir. El brasileño Picuruta Salazar conservó el récord de permanencia durante más de nueve años, hasta que su compatriota Sergio Laus logró mantenerse sobre la Pororoca durante 33 minutos y 15 segundos, en un recorrido de más de diez kilómetros de distancia.



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